Chiapas es México,
y en Chiapas se concentran hoy muchas de las
violencias que aquejan a todo el territorio
mexicano. La guerra que se impuso a nuestro país
desde Estados Unidos, y que Felipe Calderón se dio a
la tarea de profundizar, hoy alcanza todo el
territorio nacional.
La frontera se ha corrido hasta el sureste, y con
ella la guerra, una guerra que la administración
actual no ha frenado: 153 mil 941 homicidios
dolosos, 42 mil 935 personas desaparecidas y no
localizadas, 69 periodistas y 94 personas defensoras
de tierra y territorio, pueblos indígenas y medio
ambiente asesinadas en el continuado proceso de
recolonización militarizado y delincuencial del
actual sexenio.
Chiapas es México, y como en todo el país, Chiapas
vive tiempos de extorsión, balaceras,
desplazamientos forzados, trata de mujeres y
migrantes, tráfico de drogas, secuestros, asesinatos
de personas defensoras del territorio, de
periodistas, de feminicidios…
Los hechos son inocultables: en Chicomuselo,
paramilitares acechan a la población para que dejen
de oponerse y autoricen reabrir una mina de barita,
originando desplazamientos forzados.
En Comalapa, las disputas territoriales entre grupos
del crimen organizado provocan también el
desplazamiento forzado de miles de personas. Muy
cerca de Tuxtla Gutiérrez, un camión que traslada
ilegalmente a personas migrantes vuelca y mueren, al
menos, 56 personas, y otras 70 resultan heridas.
En Pantelhó, personas armadas asesinan a Simón
Pedro, defensor de los derechos de los pueblos
indígenas y miembro de la Organización Sociedad
Civil Las Abejas de Acteal. En Santa Martha,
municipio de Chenalhó, hombres armados atacan a
familias víctimas de desplazamiento forzado y
asesinan a siete personas tzotziles. En San
Cristóbal de las Casas, grupos armados recorren la
ciudad, exhibiendo su capacidad de movilización y
poder de fuego… El recuento podría seguir, pues cada
día nuevos hechos de violencia se viven en el estado
de Chiapas.
Grupos del crimen organizado, narco-paramilitares y
paramilitares operan con total impunidad en todo el
territorio chiapaneco. Como respuesta, el gobierno
federal envía militares y Guardia Nacional a una
entidad que ya de por sí tiene amplia presencia de
fuerzas militares desde 1994. Esta remilitarización
no se ha traducido en la reducción de las violencias
y negocios ilegales, por el contrario, los grupos
del crimen organizado han diversificado sus
actividades económicas y han intensificado sus
ataques contra pueblos y comunidades.
En este contexto, grupos paramilitares y de corte
paramilitar que operan con total impunidad en
Chiapas desde hace tres décadas, han aumentado sus
acciones beligerantes contra los pueblos zapatistas
La Organización Regional de Cafeticultores de
Ocosingo (ORCAO), que al menos desde el año 2000 ha
operado al servicio de distintos gobiernos, partidos
políticos y grupos de poder en la región, ha
realizado entre 2019 y 2023, más de 100 ataques
contra poblados zapatistas pertenecientes al Caracol
10, Floreciendo la Semilla Rebelde, con sede en
Patria Nueva, Junta de Buen Gobierno Nuevo Amanecer
en Resistencia y Rebeldía por la Vida y la
Humanidad. Los ataques, agresiones y provocaciones
son constantes y se han intensificado desde 2019.
Las autoridades zapatistas, organizaciones de
derechos humanos y al menos tres misiones civiles de
observación, lo han documentado y dado a conocer en
informes públicos y en conferencias de prensa.
Compartimos como anexo a este pronunciamiento un
recuento puntual de varios de estos ataques.
Desde el entorno nacional e internacional de apoyo
al Ejército Zapatista de Liberación Nacional y al
Congreso Nacional Indígena, el pasado 8 de junio de
2023, en México y el mundo realizamos 72 acciones
(36 nacionales y 36 internacionales) para
visibilizar estas denuncias y para exigir alto a la
guerra contra los pueblos zapatistas y alto a la
guerra en Chiapas.
Estas acciones de solidaridad continuaron
realizándose en diferentes estados y países. Las
respuestas llegaron unas semanas después: del 19 al
22 de junio de 2023, integrantes de la ORCAO
realizaron nuevos ataques coordinados en tres
comunidades zapatistas: Emiliano Zapata, San Isidro
y Moisés y Gandhi, que forman parte de la Región
Moisés y Gandhi, y están ubicadas en el municipio
oficial de Ocosingo, Chiapas.
Los ataques van desde la quema de parcelas hasta
embestidas armadas. Estas agresiones duraron, en
esta ocasión, tres días y se contabilizaron al menos
800 disparos de diferentes calibres, así como el
incendio de parcelas que se encuentran cercanas a
las casas de las familias zapatistas
El 23 de junio, en su conferencia matutina desde
Chiapas, el titular del Ejecutivo Federal,
acompañado de la secretaria de Gobernación, del
secretario de la Defensa Nacional y del gobernador
local, restó importancia al grave contexto de dicho
estado y a los ampliamente documentados ataques
contra las comunidades zapatistas.
Además, continúo con las descalificaciones contra
organizaciones y personas defensoras del territorio,
de los derechos humanos, y organizaciones que
documentan y denuncian estás y otras violencias
Estas respuestas, tanto de la ORCAO como del
presidente de México, nos preocupan y alarman: la
ORCAO sigue e incrementa sus operativos armados, en
tanto el presidente de México encubre, con su
discurso, actos graves de violencia que a todas
luces van en ascenso. La negación, minimización y
tergiversación de esta comprobada realidad se
convierten en un manto de impunidad que protege a
los grupos paramilitares.
Peor aún, el presidente de México retomó el discurso
de sus antecesores cuando señalaban que estos
conflictos eran entre grupos locales o “entre
comunidades”, evadiendo así toda la responsabilidad
de Estado y emulando a Felipe Calderón y su ofensivo
“se matan entre ellos”.
Este panorama nos lleva como personas, pueblos y
comunidades organizadas, en México y en otras partes
del mundo, a redoblar los esfuerzos por detener la
guerra contra las comunidades zapatistas y en
Chiapas. Hoy ratificamos que desde el actual
gobierno no sólo no escuchan, sino que, además,
siguen permitiendo y apoyando una estrategia de
guerra contrainsurgente y delincuencial. Por lo
anterior, llamamos a:
Denunciar la guerra contra los pueblos zapatistas y
en Chiapas en general, y remarcar la responsabilidad
del gobierno del estado y del gobierno federal.
Desplegar campañas de información y de acciones de
solidaridad en todo el país y en otros países para
informar sobre esta guerra contra los pueblos y las
comunidades zapatistas y la guerra en Chiapas.
Desde este espacio de coordinación nacional,
convocamos a la Jornada de Acción Global Alto a la
guerra contra los pueblos zapatistas. Del horror de
la guerra a la resistencia por la vida, el 13, 14,
15 y 16 de julio, que tiene por objetivo informar a
la sociedad sobre la situación de guerra contra los
pueblos zapatistas y en Chiapas. Esta jornada
incluirá:
Volanteos y distribución de información
Mesas informativas
Eventos artísticos
Movilizaciones
Así mismo, entre el 24 y 28 de julio realizaremos un
foro nacional con tres ejes, violencia, justicia y
paz. De igual forma, compartimos que estamos en
condiciones de realizar trabajo de observación y
acompañamiento en territorio zapatista cuando las
condiciones así lo permitan.
Llamamos a desplegar toda la solidaridad posible con
los pueblos zapatistas, a no caer en la indiferencia
y el escapismo individualista ante los ataques que
viven cotidianamente los pueblos y las comunidades
de aquel estado. Chiapas es México, y hoy México y
el mundo debemos mirar y actuar contra la guerra y
en favor de la paz, con justicia y dignidad.
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