Permiso para matar
A solo 26 días que el joven normalista Yanqui Kothan
Gómez Peralta cumpliera 24 años, 3 policías del estado cortaron de tajo
su vida al accionar sus armas contra 3 estudiantes que viajaban en una
camioneta, rumbo a la terminal de autobuses de Chilpancingo. Yanqui
manejaba el vehículo y a la altura de la colonia Anáhuac, frente al
motel Petatlán, le pidió al compañero “Arenita”, quien iba en el asiento
de atrás, que bajara a comprar unos cigarros. En ese instante llegaron
dos motocicletas de la policía estatal. “Arenita” vio que uno se paró
casi enfrente de la camioneta y la otra motocicleta se puso en la parte
de atrás. Bajaron los policías con sus armas y apuntaron a los
estudiantes gritando «bajense hijos de su puta madre». Empezaron a
golpear los vidrios de las puertas de la camioneta. Ante los gritos de
los policías, Kothan volanteó para dar la vuelta y regresar a Tixtla.
“Arenita” corrió para subirse a la camioneta que estaba en marcha. No
alcanzó a cerrar la puerta cuando escuchó los disparos de la policía. La
camioneta apenas pudo dar la vuelta en u. “Arenita” vió cómo Kothan
quedó inmóvil, como recargado en el asiento con el cuello caído. De
inmediato la sangre cubrió su rostro y su cuerpo. Había recibido un
disparo en el cráneo. Para “Arenita, Yanqui murió al instante. Alcanzó a
ver a Osiel, que iba de copiloto, que estaba hecho bola con la cabeza
clavada en las rodillas. “Arenita” optó por bajarse del vehículo ante el
temor de que lo fueran a matar. Corrió hacia abajo por una callesita que
desemboca en un barranco. Al emprender la huida un policía le gritó
«quédate ahí cabrón». No se detuvo y solo escuchó varios disparos.
Escondido en el barranco, llamó a un compañero para que fueran por
ellos. No le dijo lo que había pasado, solo le pidió que fueran porque
había sucedido algo grave.
Arenita esperó con mucho temor la llegada de sus compañeros. Al ubicar
el lugar donde se encontraba escondido, vieron que había muchas
patrullas. En la carretera no había paso. Los policías y militares
aseguraron el lugar y detuvieron la circulación de los vehículos.
Interrogaban a los vecinos, cómo si ellos fueran culpables de lo que
había pasado. Al avanzar por la callecita un militar increpó a Arenita:
“tú eres el del problema verdad? Arenita negó que él fuera. Comentó “yo
vengo del centro, de la calle andador zapata. Fui a ver a mi novia.” No
le creyeron y más bien lo cuestionaron “entonces ¿por qué estás sucio y
estás sudando?” El militar cacheteó a Arenita y lo entregó a la policía
estatal junto con su compañero.
Los policías estatales los subieron en la batea de la patrulla. Los
esposaron y les cubrieron sus rostros con sus playeras para que no los
identificaran. No les dijeron el motivo de su detención ni a qué lugar
los llevarían. Después de una hora los bajaron de la batea y los
metieron a la cabina, en los asientos de atrás. Continuaron esposados y
con los rostros cubiertos. Les preguntaban dónde guardaban las armas.
Después de tenerlos un largo rato en las patrullas finalmente los
dejaron libres. Los policías les dijeron, los vamos a dejar porque no
hay pruebas para culparlos, pero eso sí queremos que no vaya a ver
represalias contra nosotros. Después los llevaron a un lugar oscuro,
donde pararon la patrulla y los bajaron. Les descubrieron el rostro y
les quitaron las esposas. Empezaron a grabar para que vean que los
estamos dejando en libertad y que no están golpeados. Después de la
grabación les preguntaron ¿los golpeó alguno de nuestros compañeros?
Arenita y su compañero contestaron que no. Les regresan sus pertenencias
y les ordenaron “avancen, se van derecho”. Después la patrulla arrancó y
se fue.
Los estudiantes caminaron hasta encontrar un taxi, pidieron que los
llevara al libramiento. Ahí permanecieron un rato hasta que consiguieron
un aventón que los dejó en la entrada de la normal. La celebración de
los 48 años de la normal quedó marcada por la tragedia, con la ejecución
de su compañero Yanqui Kothan a manos de la policía del estado, como
sucedió el 12 de diciembre de 2011 en la autopista del sol, cuando
policías federales y estatales, ejecutaron a Jorge Alexis Herrera Pino y
Gabriel Echeverría de Jesús. La impunidad que impera en el estado
alienta la violencia de los cuerpos de seguridad, que se ostentan como
pistoleros de las autoridades, que nada hacen para hacer valer el estado
de derecho y proteger el derecho a la vida y la integridad física de los
guerrerenses,
La familia de Yanqui no solo es víctima de la violencia perpetrada por
policías que se sienten con permiso para matar, sino que las mismas
autoridades del estado se encargan de denigrar la honorabilidad de
Yanqui. La secretaria de seguridad pública, para justificar esta acción
deleznable y encubrir a sus policías asesinos, difundieron una versión
falsa. Señalaron que al pasar por el arco de registro público vehicular,
detectaron que la unidad tenía reporte de robo. Por eso razón les
marcaron el alto, sin embargo, en lugar de atender la orden aceleraron
para emprender la huida. Por esta causa los policías dispararon. De
forma burda e irresponsable el gobierno de Evelyn Salgado justificó la
ejecución arbitraria de un estudiante. En lugar de fijar una postura
firme y clara de investigar a los policías que había privado de la vida
al estudiante Yanqui, de inmediato arman una versión inverosímil para
criminalizar a los estudiantes, sembrando además evidencias.
Ante una violación grave de derechos humanos lo mínimo que debe hacer un
gobierno que se dice democrático es garantizar una investigación
objetiva, imparcial, procediendo a proteger la escena del crimen y a
poner a disposición de la autoridad competente a los policías. Hicieron
lo contrario, dejaron que los policías armaran su propia versión de los
hechos y que sus superiores avalaran sus acciones delincuenciales. Este
caso muestra la impericia de las autoridades y la aversión que tienen
contra los estudiantes. Con su versión falaz alientan el linchamiento
mediático contra los normalistas. Incitan a la violencia y a posiciones
duras. Focalizan su ataque contra los normalistas ubicándolos como los
causantes del caos y la violencia, cuando los perpetradores de graves
violaciones de derechos humanos son agentes del estado, que utilizan sus
armas para disparar contra estudiantes que por no detener la marcha de
un vehículo les tiran a matar. Esa barbarie policiaca se tolera y se
encubre.
Estamos ante un momento sumamente crítico porque las madres y padres de
los 43 estudiantes desaparecidos que han pedido el diálogo con el
presidente de la república, se vieron obligados a plantarse en la
explanada del palacio nacional para esperar una respuesta. La cerrazón
política ha propiciado un ambiente de confrontación, de tensión porque
no hay canales de interlocución que encause este malestar de las madres
y padres que llevan 114 meses buscando a sus hijos. La desesperación de
las mamás y papás es mayor porque sus planteamientos no son atendidos y
porque han constatado que el presidente André Manuel López Obrador ha
señalado en todo momento que son los abogados los que han actuado con
doblez en las investigaciones y que no hablan con la verdad a las madres
y padres. Sin embargo, no atiende el planteamiento concreto de que pida
al ejército que entreguen los 800 folios que hacen falta y que el GIEI
en la revisión de sus archivos, detectó que hacen falta.
En el caso de la ejecución del estudiante Yanqui Kothan, la policía y el
gobierno del estado manipularon los hechos diciendo que los estudiantes
iban armados y dispararon. Sembraron drogas y armas en la camioneta para
inculparlos. Todas las horas de detención ilegal de los estudiantes
sirvió para obtener prueba ilícita.
Pese a los intentos de inculpar a los estudiantes no hay duda que los
policías hicieron uso excesivo de la fuerza y de armas letales privando
de la vida al estudiante Yanqui Kothan, deteniendo ilegalmente y
torturando al resto de los jóvenes.
Al momento no hay prueba contundente que los estudiantes iban armados y
hubiesen disparado. A pesar que la prueba de rodizonato de sodio dio
positiva para Kothan y Osciel, aquella no es confiable ni concluyente El
rodizonato de sodio es altamente volátil y falible dado que las personas
que se encuentran en el área donde se efectuaron disparos o que tienen
contacto con aquellos pueden dar positivo, lo que no quiere decir que
hayan disparado un arma. En este caso los estudiantes estaban dentro de
una camioneta donde se efectuaron disparos a un metro de distancia de
acuerdo al peritaje de balística, y los policías que dispararon tuvieron
contacto con ellos. Eso explica por qué dieron positivo sin que ello
implique que hayan disparado.
A mayor abundamiento el dictamen de balística de efectos concluye que
todos los impactos a la camioneta donde iban los jóvenes fueron de
afuera hacia dentro, lo que corrobora que los policías dispararon.
En la escena del crimen no se encontró ningún casquillo percutido por el
arma que supuestamente encontraron en el carro, ni existe prueba de que
la misma haya sido disparada. La segunda arma larga que supuestamente
llevaba el estudiante Arenita nunca se puso a disposición porque no
existió, aunque la policía dice que se la llevó el estudiante al huir.
Esta versión es insostenible porque metros abajo fue detenido el
estudiante sin que se le quitara la referida arma.
Los videos del C4 que pudiesen arrojar mayores luces de lo ocurrido no
fueron entregados a tiempo por la Secretaría de Seguridad Pública,
demorando dos días para ello, existiendo el temor fundado de que hayan
sido editados o manipulados.
Por lo anterior, exigimos, una investigación pronta e imparcial para dar
con los responsables materiales e intelectuales del asesinato y de las
detenciones arbitrarias de los estudiantes. Demandamos que se investigue
a los funcionarios estatales que avalaron la versión de la policía y
permitieron la detención ilegal y tortura de los estudiantes que
sobrevivieron al ataque policial. De igual forma deberá impulsarse la
línea de investigación relacionada con la participación de Yanqui Kothan
Gómez Peralta en la protesta del palacio nacional un día antes, ya que
existe prueba de que se encontraba en primera línea de dicha protesta.
Foto: La Lente de Guerrero
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