Yessica Yana, una aimara boliviana que inspira desde
el campo y la tecnología
junio 23, 2024 Fabiola Chambi
La indígena del altiplano boliviano, Yessica Yana, decidió estudiar
Ingeniería Agronómica porque "ama el campo" y en él quería quedarse.
La indígena del altiplano boliviano, Yessica Yana, decidió estudiar
Ingeniería Agronómica porque "ama el campo" y en él quería quedarse.
Yessica Yana es una indígena aimara dedicada a la Ingeniería Agronómica
que ha logrado impactar en su comunidad con el manejo de drones de alta
tecnología y ahora inspira a nuevas generaciones con su trabajo de
campo.
LA PAZ — Desde que tiene memoria, Yessica Yana supo que quería pasar su
vida conectada al campo, pero no con las tareas convencionales asociadas
a estas labores. Ella soñaba en grande. Por eso decidió estudiar
Ingeniería Agronómica, una carrera que podría parecer lejana para una
mujer aimara de una pequeña comunidad a orillas del lago Titicaca, a
unos 3.800 metros de altura sobre el nivel del mar.
A pesar de los obstáculos, su pensamiento estaba claro: “soy del campo,
me gusta el campo y en el campo me voy a quedar”. Esto la ayudó a
perseverar en su formación académica en la Universidad Pública de El
Alto, aunque es consciente que cada paso fue un sacrificio. A pesar de
todo, logró convertirse en la primera mujer indígena en manejar drones
de alta tecnología en Bolivia.
“Todas las profesiones tiene su grado de dificultad. En algún momento
pensé: '¿para qué he estudiado esto?'. Ser mujer en esta carrera ha sido
un reto, pero más bien me han tocado docentes buenos, que me han
ayudado”, dijo Yana a la Voz de América en La Paz.
Entre el campo y los drones
Su gran oportunidad llegó con la Organización suiza Swisscontact, la
Fundación Proimpa y la empresa Biotop SRL, grupos que trabajan en
proyectos de desarrollo. El objetivo de Yana, de 31 años, era mejorar el
rendimiento agrícola en su natal altiplano boliviano, para lo cual se
sumergió en la iniciativa Mercados Inclusivos gracias al que se
convirtió en pionera dentro de su comunidad en el manejo de drones de
alta tecnología aplicados a la agronomía.
Con este equipo pudo reducir, por ejemplo, el tiempo de fumigación en
campos de cultivo de un día a sólo 20 minutos y ahorrar hasta el 80 % de
agua. Esta tecnología es efectiva, pero no es tan sencilla de
implementar, advirtió.
“Al principio cuando yo vi el dron dije '¡Wow! ¿Qué es esto?' Era enorme
(…) Todos pueden manejar drones, pero este para la aspersión es un
poquito más complicado, hay que cumplir diferentes condiciones: altura
sobre el nivel del mar, velocidad del viento, obstáculos que hay en
diferentes lugares. Logramos asperjar (fumigar) una hectárea en 20
minutos, cuando los jornaleros lo hacían en un día”.
El uso de este tipo de tecnología, según Swisscontact, se enmarca en la
llamada agricultura de precisión que “reduce costes, mejora la
rentabilidad de los cultivos y disminuye el impacto ambiental al
realizar la aplicación de agroinsumos dirigidos y ajustados a los
requerimientos reales del cultivo”.
Un aspecto adicional a este proyecto es que se desarrolló con enfoque de
género, pues se demostró que no solo lograban reducir el tiempo y la
cantidad de agua, sino que las mujeres podían ser participantes activas
y con menos carga laboral.
“Líder de la Ruralidad”
Hace unos meses el esfuerzo y dedicación de Yana fue reconocido por el
Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), que
la nombró como una de las “Líderes de la Ruralidad de las Américas”.
En entrevista con la VOA, Mario León, director de Cooperación Técnica,
Desarrollo Territorial y Agricultura Familiar de IICA, destacó la labor
de la ingeniera aimara. “Siendo ella misma una profesional del sector de
la agricultura, una agrónoma, ella viene trabajando e impulsando a su
comunidad, estimulando a los jóvenes para que se inspiren en ella y en
la trayectoria que hizo”.
“Para mí el recibir este reconocimiento significa un compromiso para
seguir avanzando, siempre velando por la agricultura familiar. También
estamos tratando de ver ahora inclusión en temas de género y trabajar
con jóvenes para que se vuelvan los nuevos líderes”, añade Yana, quien
logró manejar un dron mucho más avanzado de lo que había imaginado
durante un proyecto en Costa Rica. “No tengo palabras para explicar esa
emoción”, confesó.
IICA, organismo especializado en desarrollo agropecuario y rural,
reconoce como "Líderes de Ruralidad" a “hombres y mujeres que dejan
huella y hacen la diferencia en el campo del continente americano, clave
para la seguridad alimentaria y nutricional y la sostenibilidad
ambiental del planeta”.
“Destacamos a Yessica por ser una garante de la seguridad alimentaria y
nutricional y por su capacidad de impulsar ejemplos positivos para las
zonas rurales de la región”, añade León.
Grandes desafíos
Tras dominar la técnica, Yana realiza capacitaciones en toda Bolivia, en
un proyecto denominado “pares generacionales”. “Queremos que un joven se
convierta en asesor de su par adulto, por ejemplo su mamá o abuelita; y
le enseñe el uso de la tecnología, desde lo más simple a lo más complejo
para reducir esa brecha digital, que sobre todo en el campo es tan
grande”, explicó.
Ella está convencida de que las mujeres tienen potencial para mejorar la
vida de sus comunidades y ser verdaderas líderes. Aunque aún tiene mucho
que aportar en Bolivia, también alista sus maletas para retos
profesionales en el exterior. En unos meses viajará a Kenia, a vivir una
experiencia de la cual espera aprender mucho.
Mientras, sigue soñando. Yana quiere hacer hacer una maestría y hablar
inglés de manera fluida. “Estoy aprendiendo, es necesario para mi
carrera”, asegura entre risas.
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