Por Amy
Goodman - Denis Moynihan
| 25/12/2021 |
Opinión
Fuentes: Democracy Now!
“Nadie veía
venir esto. Nadie en todo el mundo. ¿Quién lo
vio venir?”. El presidente Joe Biden utilizó
estas palabras para referirse a la irrupción de
la variante ómicron del Covid-19 en una
entrevista concedida el miércoles a la cadena de
noticias ABC. De hecho, mucha gente la vio
venir.
Especialistas de la salud y activistas de todo
el mundo han estado advirtiendo durante más de
un año que mientras gran parte de la población
mundial permanezca sin vacunarse, es seguro que
variantes más agresivas del virus persistan y se
desarrollen.
Mientras comenzamos a transitar el tercer año de
la pandemia, ya se cuentan más de 277 millones
de casos y 5,4 millones de muertes en todo el
mundo. La variante ómicron se está propagando a
una velocidad sin precedentes. Incluso las
personas completamente vacunadas y con dosis de
refuerzo se están contagiando. Aun así, la
vacunación sigue siendo la mejor forma de evitar
caer gravemente enfermos o morir a causa de la
COVID-19. Sin embargo, las vacunas siguen fuera
del alcance de gran parte de la población
mundial. Muchas de las vacunas y tratamientos
efectivos se desarrollaron gracias al dinero de
los impuestos que pagan los contribuyentes, al
trabajo de científicos de instituciones de salud
pública y a otros recursos públicos. No
obstante, las corporaciones farmacéuticas sacan
un rédito exorbitante por la venta de estos
productos fundamentales para salvar vidas y
retienen las fórmulas de las vacunas mientras
millones continúan enfermándose y muriendo. La
codicia no debería determinar el curso de esta
pandemia.
“Ninguna empresa, por muy poderosa que sea,
debería poder dictar quién vive y quién muere, o
ejercer una influencia tan grande que determine
si la economía mundial prospera o se paraliza.
Pero Moderna está haciendo precisamente eso”,
afirmó Diana Kearney, asesora legal y de defensa
de los accionistas de la organización Oxfam
America. Kearney hizo estas afirmaciones en un
comunicado que acompaña la demanda que presentó
Oxfam esta semana ante la Comisión de Bolsa y
Valores de Estados Unidos, SEC, por sus siglas
en inglés. El argumento central de la demanda
presentada por Oxfam ante la SEC es una disputa
que existe entre Moderna y los Institutos
Nacionales de Salud de Estados Unidos. En julio,
Moderna presentó una solicitud de patente para
la vacuna contra la Covid-19 que solo menciona a
los científicos que trabajan para la empresa,
pero los Institutos Nacionales de Salud alegan
que tres de sus propios científicos —John
Mascola, Barney Graham y Kizzmekia Corbett—,
financiados con fondos públicos, desempeñaron un
papel clave en el descubrimiento de la vacuna.
Si el Gobierno de Estados Unidos logra demostrar
que tiene derechos sobre la patente, Moderna
perdería cierto control sobre cómo se fabrica y
distribuye la vacuna.
Oxfam compró acciones de Moderna y, por lo
tanto, tiene derechos de accionista. Como
empresa que cotiza en bolsa, Moderna debe
presentar documentos exhaustivos a la SEC e
informar a sus inversores y a la población sobre
las finanzas de la empresa, además de explicar
los riesgos a los que se enfrenta. En su
demanda, Oxfam alega que Moderna ha estado
mintiendo sobre la gravedad del conflicto de
patentes que tiene con los Institutos Nacionales
de Salud y el Departamento de Justicia de
Estados Unidos, y está ocultando un proceso
legal pendiente que podría causar una caída
significativa en el precio de sus acciones.
El uso estratégico del derecho bursátil por
parte de Oxfam es parte de una estrategia más
amplia para lograr la equidad en el acceso a las
vacunas. Se trata de la Alianza Vacunas para el
Pueblo, una coalición mundial que reclama que el
desarrollo de las vacunas contra la COVID-19 sea
considerado como un bien común, y que estas sean
distribuidas de manera justa a todos, en todas
partes y de forma gratuita. Achal Prabhala,
coordinador de AccessIBSA, una organización que
promueve el acceso a medicamentos en India,
Brasil y Sudáfrica, es uno de los referentes
clave de la campaña.
En conversación con Democracy Now!, Prabhala
expresó: “A menos que algo cambie drásticamente
en el suministro de vacunas, estamos condenados
a repetir estos terribles ciclos de olas,
contagios e incertidumbre”. Prabhala es coautor
de un reciente informe de AccessIBSA y Médicos
sin Fronteras, donde se precisa que existen más
de 120 fabricantes en Asia, África y América
Latina con los requisitos técnicos y los
estándares de calidad necesarios para fabricar
una vacuna de ARNm.
Al respecto, Prabhala explicó: “Si la tecnología
de ARNm que Pfizer, BioNTech y Moderna han
desarrollado e implementado… se compartiera con
cierto número de estas 120 empresas, podríamos
vacunar al mundo en aproximadamente seis meses.
No es teórico. De hecho, se basa en un modelo de
asociación que empresas como Moderna tienen con
fabricantes muy similares, excepto que están
ubicados en España en lugar de Bangladesh,
Senegal o Túnez”.
Según los datos más recientes de la Organización
Mundial de la Salud, más de dos tercios de las
personas en países de altos ingresos han
recibido al menos una dosis de la vacuna contra
la COVID-19, mientras que en los países de bajos
ingresos, menos de una décima parte de la
población ha recibido una dosis. Todavía hay
países, principalmente en África, donde la tasa
de vacunación es igual o menor al uno por
ciento.
Prabhala afirmó: “[El levantamiento de las
restricciones de las patentes] reduce el dominio
de Moderna, Pfizer y BioNTech sobre estas
vacunas y socava las exorbitantes decenas de
miles de millones de dólares de ganancias e
ingresos que pueden obtener vendiéndoles las
vacunas a los países pobres en los próximos
años, una vez que hayan terminado con los países
ricos”. Achal ofrece una solución: “El
presidente Biden puede llevar a Moderna a la
Casa Blanca, sentar a sus ejecutivos a la mesa,
decirles que tenemos leyes que pueden obligarlos
a hacer lo que les pedimos que hagan, pero que
preferimos que simplemente lo hagan, encontrarle
la vuelta al acuerdo y luego dar por cerrado el
asunto y atribuirse el mérito de vacunar al
mundo”.
Vacunar al mundo es la forma de salir de esta
pandemia. Nadie estará a salvo hasta que todos
estemos a salvo.
© 2021 Amy Goodman
Traducción al español de la columna original en
inglés. Edición: Democracy Now! en español,
spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!,
un noticiero internacional que se emite
diariamente en más de 800 emisoras de radio y
televisión en inglés y en más de 450 en español.
Es co-autora del libro “Los que luchan contra el
sistema: Héroes ordinarios en tiempos
extraordinarios en Estados Unidos”, editado por
Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Fuente: https://www.democracynow.org/es/2021/12/24/alguien_vio_venir_a_omicron_si |