02 de julio de 2022

 

INDIGENTES, LOS OLVIDADOS DE LA 4T

 

Por: Arturo Ruiz, El Súper Cívico.

Son humanos que ante los demás se transforman en imágenes borrosas, en sombras humanoides, sus cuerpos visten de harapos, la suciedad y el deterioro son ya parte de su esencia. Son sombras urbanas que surgen de entre los matorrales de lotes baldíos, de casas abandonadas, de debajo de los puentes, de entre las bancas públicas de los parques o de algún rincón olvidado de la infraestructura urbana. Son los indigentes.

Mujeres, ancianos, hombres y niños. Personas en desgracia que pueden padecer de sus facultades mentales, víctimas del alcoholismo, adictos a drogas sintéticas. O simplemente, víctimas de la soledad, el desamparo y la desnutrición.

Su factor en común es el abandono, el hambre y la falta de salud.
Nadie los quiere ver, y si se les ve, incomodan, molestan y hasta ofenden con su sola presencia, huelen mal, se ven mal y afean aún más a las ciudades en donde residen. Son una molestia y una afrenta al resto de la sociedad.

“La indigencia, es considerada por Quintal (2008), como toda persona que no cuenta con los recursos suficientes para subsistir con un estilo de vida digna, hoy en día la acepción para la palabra indigente se traduce en la imagen de un “pordiosero” o cualquier persona que mendigue o esté a expensas de ayuda de la sociedad civil en general, pero no es indigente tan sólo quien mendiga en las calles, existen millones de indigentes en todo el mundo, familias que subsisten con una módica cantidad al día.

La palabra indigente se ha vuelto un concepto genérico para catalogar a niños de la calle, alcohólicos, fármaco, dependientes y hasta esquizofrénicos.”

Etimológicamente, la palabra indigencia proviene del latín indigentia, que significa la falta de medios para alimentarse (Zepeda, 2005). Universalmente la indigencia es concebida como la “falta de medios para procurar por sí mismo su alimento, vestido y techo”.

Además, el concepto indigencia se relaciona con el de “miseria”, que implica desgracia, carencia, falta de lo necesario para el sustento y pobreza extrema; ambos términos se vinculan al grado máximo de marginación. Para Mateos (1965) la palabra Indigente proviene del: del latín in (no), y digerere (disponer). El que no dispone.

Zepeda (2005), considera que debido a los grandes problemas que enfrenta este sector en la ciudad de México, el término indigencia ha sido reconceptualizado, según el estudio censal, como “el que define al individuo adulto, hombre o mujer, en una situación que le impide procurarse a sí mismo, olvidando su alimento, su vivienda digna, su vestido y seguridad, de forma que no puede garantizar su salud, y que deambula sin destino definido por las calles y pernocta en ellas” (1)

Desafortunadamente en el ámbito nacional y en el estatal se carece de un descenso o de un diagnóstico de la cantidad de personas en condición de calle, no hay un reporte o fuente de datos confiable que nos señale con precisión, cuántas y en qué condiciones están estas personas. Hay un desinterés oficial y social al respecto.

De hecho, puede ser incomprensible que exista más preocupación y más empatía por animales domésticos en condición de calle y abandono, que por seres humanos en esta condición.

A la llegada de la 4T, en muchos se abrigó la esperanza del establecimiento de un gobierno más humanista y más sensible a este tipo de problemáticas. Pero no, no fue así, el abandono y el desinterés continúan.

No hay interés, son personas sin credencial de elector, son personas en muchos casos afectadas de sus condiciones mentales y de salud, son una molestia para la sociedad y una carga presupuestal innecesaria para los gobernantes. ¿En dónde quedo nuestro humanismo?

Podrán surgir muchas excusas y muchas justificaciones, pero la problemática ahí sigue y su presencia nos indica que como comunidad no hemos hecho lo necesario para ayudar a estos seres humanos en desgracia.

Pero los alcaldes, los gobernadores y el presidente de la república sonríen a diario, son los nuevos ricos, los nuevos fifís, son otras sus prioridades y junto a la indigencia, junto a los olvidados, se incrementan también las personas en condición de pobreza.

Población nacional en México: 126,014,024 millones de personas

• El número de personas en pobreza pasó de 51.9 millones de mexicanos en 2018 a 55.7 millones de mexicanos en 2020 (43.9% de la población total). Esto significa que hay 3.8 millones de personas más en pobreza desde el inicio de este sexenio. (Medición de
Pobreza, CONEVAL 2020). El número de personas en pobreza extrema pasó de 8.7 millones en 2018 a 10.8 millones en 20120 (8.5% de la población total).

• México es considerado un país con una economía creciente y forma parte del G20 al ser la 15va economía del mundo según el Fondo Monetario Internacional.

• La OCDE y la OMC evalúan a las personas trabajadoras mexicanas como quienes trabajan más duro en términos de número de horas trabajadas al año, en comparación con el resto del mundo.

• Según la OCDE, México es el tercer país con mayor desigualdad económica. (2)
Y estas cifras, estas realidades, pulverizan a los mensajes demagógicos de un gobierno que se encierra en su discurso polarizante, en donde, a los ojos de la nueva clase política dominante el pueblo es feliz, feliz, feliz.

Aunque en la realidad, la sangre manche sus discursos y la pobreza aumenta el número de potenciales votantes a cambio de despensas de miseria. ¿O No?

LIGA (1)
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