Escrito por Lucía Lagunes
Huerta
14 abril, 2022
CIMACFoto: César Martínez López
Cuando desde el movimiento feminista se creó la frase “el
machismo mata”, no sólo se refiere a la acción directa, sino a
todo un sistema que genera, alimenta y construye las condiciones
para que esto ocurra.
La frase me ha retumbado en la cabeza tras leer en los medios
uno y otro caso de violencia contra las mujeres, de Nuevo León a
Yucatán, de Chimalhuacán, pasando por las universidades, a
Guanajuato y así todo el país. Y no es que en otros días o
semanas no haya noticias sobre ello, sino que hay semanas que
las noticias se te atragantan.
El machismo mata y lo hace a la luz de sociedades, gobiernos,
instituciones, religiones, medios de comunicación y escuelas,
ante el mundo entero. Mata dentro y fuera de casa, mata con
manos masculinas y con las negligencias institucionales.
Mata, cada que las autoridades no escuchan las exigencias de las
madres y padres que buscan a sus hijas desaparecidas. Cada que
las autoridades responden que se fue con el novio, que anda por
ahí, que al rato regresa, mata.
En el informe reciente sobre México del Comité contra las
Desapariciones Forzadas, señala que las mujeres representan 25
por ciento de las desapariciones nacionales y que existen
entidades que lo superan como son Campeche (67 por ciento) y
Chiapas, Tabasco y Yucatán (más del 60 por ciento) en estos
estados en su mayoría son niñas y adolescentes de entre 10 y 19
años.
De acuerdo con El Comité, los responsables del crecimiento de
las desapariciones en México son los servidores públicos del
ámbito federal, estatal y municipal, y una de las razones es por
la inacción de las autoridades.
El machismo mata cada que un fiscal declara que si las mujeres
jóvenes van a una cita de trabajo, “vayas acompañada”, como lo
hizo el Fiscal del estado de Morelos, Uriel Carmona. Mata,
porque responsabiliza a las víctimas, porque como autoridad no
mira a los agresores ni hace justicia, y sigue en el cargo. Mata
porque elude su responsabilidad y la traslada a las mujeres.
El machismo mata cuando autoridades universitarias piden a las
alumnas cuidar su vestimenta para prevenir el acoso sexual, como
lo hizo la directora de la preparatoria Oficial de León, de la
Universidad de Guadalajara, Dalila Camarena.
Mata cada que pone oídos sordos a las exigencias de las
estudiantes para acabar con la violencia que viven por parte de
sus compañeros, maestros, personal administrativo.
La Encuesta Nacional de la Dinámica en las Relaciones de los
Hogares (Endireh) 2016, reporta que las mujeres identificaron
que vivieron violencia a lo largo de su vida escolar por parte
de un compañero en 40 por ciento de los casos, seguidos de
maestros, directores y personal en general. La violencia física,
sexual y emocional fueron las principales que identifican.
Porque el machismo no tiene sexo, lo ejercen mujeres u hombres
quienes comparten una visión que subordina a las mujeres, que
las responsabiliza de lo que les pase y que excusa a los
hombres.
El machismo no solo es individual sino colectivo, se entrelazan
las posiciones individuales y comunitarias que creen que lo que
nos pasa a las mujeres es porque lo buscamos, lo provocamos,
porque lo propiciamos.
El machismo es una forma de educación que hace de las mujeres
las víctimas de hombres incontrolables, animales que reaccionan
al instinto violento bajo el cual fueron educados, socializados,
y alimentados cada día por frases, chistes, canciones, libros,
teorías, declaraciones acciones y omisiones y un largo etcétera.
El machismo mata no sólo porque hay hombres que deciden matar a
las mujeres, sino porque la visión de menosprecio hacia la vida
de éstas, hace que el sistema de justicia se detenga cuando la
víctima es una mujer, como en el caso de Debanhi Susana Escobar
Bazaldua, donde la autoridad dejó de actuar pese a que sus
padres tenían su localización, o en el caso de Griselda Mayela
Álvarez Rodríguez, quien lleva 20 meses desaparecida sin que se
dé con su paradero y donde las autoridades han dejado pistas sin
investigar, ambas son de Nuevo León.
El machismo mata cada que autoridades responsables de proteger a
las mujeres no ponen todos sus recursos para ello y se excusan
en la burocracia o peor aún, hace que las mujeres pasen de
víctimas a victimarias como es el caso de Laura en el Estado de
México quien ha denunciado desde 2004 la violencia de su ex
esposo, sin acceder a la justicia y hoy es perseguida para que
pague una pensión.
Mata porque es un engranaje que ayuda a que el sistema funcione
para proteger a los agresores, para mantener un sistema de
privilegio para los hombres a costa de la discriminación y
desigualdad de las mujeres y niñas.
Un sistema que los protege cuando socialmente se justifica cada
acto violento de los hombres, desde que ingresan a los vagones
del transporte público exclusivo para mujeres, desde que se les
anima a ser violentos a ser “hombres de verdad”.
El machismo mata porque invisibiliza los aportes de las mujeres,
las excluye de la ciudadanía plena, de la humanidad, para
convertirlas con consumibles a través de la pornografía, la
prostitución y los vientres de alquiler.
Según el FBI el sector cinematográfico de la pornografía obtiene
entre los 10 mil y 14 mil millones de dólares en Estados Unidos;
estimaciones mundiales señalan que esta industria obtiene 100
mil millones de dólares cada año.
En 2018 la industria de la maternidad subrogada obtuvo ganancias
por seis mil millones de dólares y se proyecta que para 2025
incrementará a 27 mil 500 millones de dólares; aseguró Eleane
Proo Méndez, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS)
de la UNAM. Y seguirá matando el machismo a la luz del día y
frente al mundo mientras la vida de las mujeres y las niñas siga
sin ser verdaderamente valorada.
22/LLH/LGL
FUENTE
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