CARACAS —
Desde que era muy pequeño, Mary Ramos notó que
su hijo, Miguel Rojas, tenía una “inteligencia
extraordinaria”: aprendió a leer de manera
autodidacta a los tres años y medio, utilizaba
palabras poco convencionales, mostraba interés
por los dinosaurios, gran pasión por la
astronomía y ganas de aprender cada vez más.
Meses atrás, Miguel fue acogido como miembro de
Órbita CI 130, un programa que reúne a niños y
jóvenes con “altas capacidades, alto rendimiento
y/o superdotación”.
A través de este programa tuvo la oportunidad de
participar en una campaña internacional de
búsqueda de asteroides, organizada por el
International Astronomical Search Collaboration
(IASC), con la iniciativa de la Universidad
Hardin-Simmons.
“Esto era lo que Miguel necesitaba, ellos tienen
diferentes orientaciones y Miguel por supuesto
se fue al área de la astrofísica, ciencias
planetarias, aeronáutica”, afirma su madre en
conversación con la Voz de América, desde su
hogar en Barquisimeto, estado Lara, a unos 400
kilómetros al oeste de Caracas.
El nombre de este adolescente de 13 años, que
cursa el primer año de bachillerato, ha empezado
a aparecer en los titulares de medios de todo el
mungo por haber descubierto el asteroide bajo el
código de identificación 2021 GG40. Así aparece
en el certificado expedido por la IASC y el
Instituto de Astronomía de la Universidad de
Hawái, con el auspicio de la Administración
Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por
sus siglas en inglés), al que la VOA tuvo
acceso.
“Le puedo poner nombre propio, pero para esto
hay que hacerle seguimiento al asteroide por
varios años hasta conocer todas las
características de su órbita”, detalla al ser
consultado por la VOA.
Miguel explica que su función como miembro de la
campaña de búsqueda de asteroides ha sido
descargar y analizar, con un software especial,
las imágenes de “un lugar en el sistema solar
entre Marte y Júpiter”, captadas por el
telescopio Pan-Starrs, ubicado en la Universidad
de Hawái.
“Un astrónomo compara mi reporte escrito con la
base de datos del Centro de Planetas Menores y
ahí se determina si es un posible nuevo
asteroide o no. En ese caso se convierte en un
descubrimiento preliminar, luego varios
observatorios a nivel internacional se ponen a
observar en esa región en el cielo y si todos
coinciden en que ahí hay algo, el esteroide se
convierte en un descubrimiento provisional que
es cuando es reconocido, identificado y
certificado”, explica.
¿Por qué es importante?
En pocas palabras, el joven explica que un
asteroide es “simplemente una roca en el sistema
solar” y subraya que “son la clave para el
origen de los planetas e incluso la vida en la
tierra”.
“Se cree que el agua de los océanos, de los
ríos, viene de sal marina, del impacto de
asteroides hace miles de millones de años y los
planetas se formaron por la unión de estos
asteroides, por eso es muy importante esa
investigación, porque nos puede dar muchas
pistas sobre el origen del sistema solar, sobre
el origen del planeta tierra, del origen de la
vida en este planeta”, resalta.
Miguel afirma que su hallazgo es uno de tantos
pasos que todavía debe dar para lograr sus
metas, entre ellas aspira a obtener una beca
para estudiar ingeniería aeroespacial: “la
carrera del futuro”.
“Mi sueño es poder realizar un aporte que quede
en la sociedad, en la humanidad, trabajando en
una empresa como la NASA o como Space X, por
ejemplo”, sostiene el adolescente que también
practica tenis y boxeo.
Unos de los primeros libros que leyó sobre el
espacio son del astrofísico, Stephen Hawkings y
cada uno de ellos “aumentaron” aún más su
interés.
Admite que es “fiel seguidor” de Elon Musk,
fundador de Space X y propietario de Tesla.
Miguel explica que admira su visión respecto a
que “convertir a la humanidad en una especie
multiplanetaria es la mejor alternativa contra
la extinción humana”.
“[En] el planeta Tierra, parece que estamos muy
protegidos, pero en realidad es simplemente una
roca con una atmósfera en el sistema solar que
está desprotegida, por decirlo de alguna manera.
No tenemos la tecnología para defendernos del
impacto de un asteroide, por ejemplo (…) tenemos
que darle importancia al calentamiento global”,
expone.
Un joven normal con muchos proyectos
Como a cualquier otro joven, a Miguel le
encantan los helados y extrañó las clases
presenciales que, por casi dos años, fueron
suspendidas por las autoridades tras la llegada
del COVID-19 a Venezuela.
En las últimas semanas ha recibido muchos
mensajes de felicitaciones; sus amigos están
orgullosos de que ahora sea “famoso” y, esos
comentarios, le “sacan sonrisas”.
Su familia trata de que Miguel no salte etapas y
tenga la posibilidad de disfrutar de su
juventud.
Aunque en Venezuela no hay posibilidades de que
estudie la carrera que desea, su madre sostiene
que aún “es muy pronto” para comenzar el proceso
de solicitud para obtener una beca en alguna
universidad fuera del país, pero tienen claro
que una opción puede ser Francia.
La NASA lanza una nave para una prueba contra
asteroides
Por ahora, se dedicarán a seguirle brindando
formación y herramientas para que pueda aplicar
en el futuro.
A corto plazo, Mary está concentrada en lograr
cumplir uno de los sueños de Miguel: conocer el
Kennedy Space Center en Florida y participar en
uno de sus campamentos de verano.
“Es algo que desea muchísimo, no hemos tenido la
posibilidad de ir y estoy tratando de hacer las
gestiones posibles para poder viajar este año y
que él pueda conocerlo”, dice.
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