El drama de la expansión del aguacate en México:
amenazas a la biodiversidad y comunidades locales
Publicado por Mongabay
por Mariana Recamier en 22 marzo 2024
Las huertas de aguacate provocan la fragmentación y escasa conectividad
del bosque templado, lo que afecta a diversas especies.
Los productores de aguacate desvían el agua de arroyos y acuíferos para
el riego de sus huertas, lo cual está provocando conflictos sociales en
estados como Michoacán.
El cultivo de aguacate (persea americana) fragmenta las zonas
forestales, amenaza la biodiversidad, consume agua en exceso y
transforma a las sociedades locales. Así lo determinaron investigadores
que, entre 2021 y principios de 2024, publicaron estudios sobre cómo
este cultivo está alterando los bosques de Michoacán, al occidente de
México.
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Los autores de la investigación “Estimación de los
patrones de fragmentación y conectividad del bosque templado en un
paisaje dominado por el aguacate para proponer estrategias de
conservación”, publicada en marzo de 2023 en la revista Land, analizaron
mediante imágenes satelitales y actualización de mapas de uso y
cobertura de suelo, lo que ha sucedido en lo que se conoce como la
franja aguacatera, una región que incluye 167 748 hectáreas de huertas
de aguacate y que abarca 46 municipios de Michoacán, según datos del
Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) citados en el
artículo científico.
Los investigadores encontraron que en esa región la expansión de las
huertas de aguacate ha dejado sólo parches de bosques de un tamaño
reducido, de 10 a 20 hectáreas aproximadamente. Además, el grado de
conectividad entre esos fragmentos boscosos es muy bajo, por lo que “la
posibilidad de movimiento, migración de individuos o del mismo polen de
las plantas de un parche [de bosque] a otro no es muy alto”, explica en
entrevista con Mongabay Latam el doctor Antonio González Rodríguez, uno
de los coautores del estudio, doctor en ciencias y profesor en el
Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) campus Morelia.
Franja de aguacate en el estudio “Modelización de la deforestación
provocada por el aguacate en Michoacán, México”.
La fragmentación de los bosques templados de Michoacán, provocada por la
expansión de las huertas de aguacate, “puede afectar los procesos
biológicos de las poblaciones [de flora y fauna] que están atrapadas en
esos parches [de bosques], las hace más susceptibles a extinguirse y las
hace más propensas a perder variedad genética”, asegura González
Rodríguez.
El doctor en ciencias comenta que las poblaciones de flora y fauna que
quedan en cada espacio después de la fragmentación de los bosques son
más pequeñas de lo que eran originalmente en su conjunto. Esto puede
llevar a procesos de endogamia, es decir, la reproducción entre seres
vivos que están emparentados. “La endogamia, en la mayoría de las
especies (también en los humanos) muchas veces resulta en la producción
de individuos con defectos genéticos que tienen una capacidad reducida
de sobrevivir y reproducirse. Si esto es muy frecuente, la población
completa podría extinguirse”, explica Gónzalez Rodríguez.
El estado de Michoacán, donde se encuentra la franja analizada por los
investigadores, es el principal productor de aguacate en México. Tan
sólo en 2022, la entidad albergó el 70 % de toda la superficie sembrada
con este fruto en el país (252 132 hectáreas), de acuerdo con los datos
más recientes del SIAP.
El cultivo de aguacate ha dejado una huella evidente en este territorio.
De 2001 a 2018, el estado perdió 269 676 hectáreas de tierras
forestales, el 23.16 % se convirtieron en terrenos agrícolas, según el
Sistema Nacional de Monitoreo Forestal. En ese mismo período, de acuerdo
con los datos del SIAP, el total de territorio sembrado con aguacate en
Michoacán fue de 2 016 417.2 hectáreas.
En febrero pasado, el gobernador de Michoacán Alfredo Ramírez informó en
una conferencia de prensa que, al menos 30 000 hectáreas, han sido
deforestadas en el estado entre 2018 y 2023, y añadió que, mediante
Guardián Forestal, un programa de denuncia automática de deforestación
en la entidad, se han identificado 817 huertas ilegales (donde se cambió
el uso de suelo y se deforestó).
El mapa de Guardián Forestal, un programa de denuncia automática de
deforestación en Michoacán, muestra alertas de huertas donde se hizo
cambio de uso de suelo de forma ilegal, algunas incluso dentro de áreas
naturales protegidas de carácter federal.
La huella de deforestación en esta región se explica por la cantidad de
aguacate que produce el país y su destino. México es el principal
productor de aguacate en el mundo: el país cultiva el 32 % de la
producción mundial de este fruto. En 2021, el volumen exportado fue
equivalente al 57 % de la producción nacional de aguacate, es decir, más
de la mitad se exporta y aproximadamente cuatro de cada cinco aguacates
que se consumen en Estados Unidos son de México, según datos del
Departamento de Agricultura estadounidense.
México comenzó a exportar aguacate a Estados Unidos en 1997, entre ese
año y el 2021, Michoacán era el único estado aprobado para hacerlo, pero
a partir de julio de 2022, se sumó Jalisco. En 2020 y 2021, el 80 % de
los aguacates exportados desde Michoacán se comercializaron en los
mercados estadounidenses.
En la investigación sobre la fragmentación y la conectividad, González
Rodríguez y el resto de autores identificaron un dato importante:
localizaron una mayor extensión de huertos de aguacates que la
contabilizada por el SIAP. En su artículo desarrollaron un mapa en donde
identificaron 244 705 hectáreas de aguacate en la franja aguacatera en
2019, mientras que en ese año la cifra del SIAP era de 167 747 hectáreas
en todo Michoacán. Incluso, en 2022, los datos oficiales sólo tienen
registradas 176 179 hectáreas de este fruto. “A pesar de que nuestros
métodos tienen un grado de incertidumbre, la diferencia parece demasiado
grande como para ser explicada por esto. Estos huertos que aparecen en
nuestro mapa, pero que no aparecen en los datos oficiales son
posiblemente huertos ilegales o huertos recientes que aún no se han
registrado. Esto hace pensar que la tasa de deforestación es mayor de la
que podemos deducir simplemente con los datos del gobierno”, comenta el
especialista.
La urgente conservación de lo que queda
En la investigación también participaron los científicos María Camila
Latorre Cárdenas, Adrián Ghilardi y Felipe García Oliva, de la UNAM;
Óscar Godínez Gómez, de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso
de la Biodiversidad (CONABIO); y Eugenio Y. Arima, Kenneth R. Young y
Audrey Denvir, de la Universidad de Texas en Austin. En su estudio, los
investigadores aportan elementos para la conservación del bosque
templado. Ellos aseguran que a partir de la información y
características identificadas en cada fragmento boscoso es posible
planear qué tipo de estrategias necesita cada lugar para su
preservación.
“Podemos decir cuáles sitios sería más recomendable proteger de manera
tal que se mantenga o se maximice la superficie forestal y, además, se
maximice la conectividad que aún queda en los bosques”, asegura González
Rodríguez.
En la investigación, los científicos identificaron que en la zona que se
encuentra alrededor de Uruapan, cerca del pico de Tancítaro, quedan
pocos fragmentos boscosos, por lo que habría que hacer un esfuerzo por
conservar prácticamente todo lo que queda del bosque templado.
En otras regiones, hacia el oriente, donde hay fragmentos grandes —de
más de 100 000 hectáreas— que aún se encuentran en buen estado de
conservación, se podría formar un corredor que conecte la Reserva de la
Biosfera de la Mariposa Monarca con otros bosques que están entre
Morelia y la región de Zitácuaro.
El especialista añade que en sus investigaciones también está evaluando
algunos aspectos más específicos de estos fragmentos de bosque, por
ejemplo, está identificando cuáles permitirían conservar el mayor número
de especies de árboles y las más importantes por su rareza.
El doctor en ciencias Antonio González Rodríguez considera que una buena
estrategia de conservación de los bosques de Michoacán es decretar áreas
naturales protegidas. Es un trabajo que poco a poco se ha hecho en el
estado. En total se han decretado 12 nuevas áreas de conservación en la
presente administración local, con el objetivo de preservar ecosistemas
necesarios para la captación y recarga de mantos acuíferos.
“Además de decretar las áreas naturales protegidas, hay que crear
instrumentos que permitan su manejo y que permitan que efectivamente
cumplan su función”, comenta el especialista.
González Rodríguez también sugiere trabajar con las comunidades que
viven en las zonas boscosas, ya que juegan un papel muy importante en la
conservación de estos recursos. Además, dice que hay que informar a las
sociedades sobre la importancia de los bosques y las consecuencias de su
pérdida incluso para el cultivo de aguacate.
El carbono en la franja aguacatera
El doctor en ciencias también es coautor del artículo “Implicaciones
para la sostenibilidad de la dinámica del carbono en la frontera del
aguacate“, publicado en septiembre de 2023. Los seis autores que
participaron en esta investigación cuantificaron el carbono almacenado
en el suelo y la biomasa (cantidad de materia seca que existe en un
árbol por encima y por debajo del suelo) en la región de la franja
aguacatera de Michoacán, tanto en las zonas que aún quedan de bosques
templados, como en los huertos contiguos.
“Lo que encontramos es que en el bosque hay una cantidad mayor de
carbono en la biomasa que en el huerto de aguacate porque los árboles
son más grandes y porque la densidad de árboles es mayor y, sobre todo,
porque algunos árboles, específicamente los encinos, tienen una madera
muy dura que almacena más carbono. Entonces en términos de biomasa
aérea, el bosque tiene más carbono que los huertos”, explica el
especialista.
En el suelo concluyeron que no hay diferencia significativa entre la
cantidad de carbono almacenado en el huerto en comparación con lo que se
almacena en el bosque, sin embargo, si se toman en cuenta los dos
componentes —tanto suelo como biomasa—, el bosque tiene más carbono
almacenado, por lo tanto cuando se deforesta y se transforma ese lugar
en una huerta aguacatera, se libera carbono.
Los investigadores concluyeron que los cultivos de aguacate provocan
liberación de carbono. Foto: Mariana Recamier
“Se ha dicho que poner huertos de aguacate no tiene graves consecuencias
en términos del almacenamiento de carbono, pero este artículo nos indica
que sí. A pesar de que los aguacates almacenan cierta cantidad de
carbono, no es igual a la que tenían los árboles que había, entonces sí
hay una liberación de carbono hacia la atmósfera cuando se transforma el
bosque en huerto”, resalta el especialista.
González Rodríguez recuerda que el carbono es uno de los gases de efecto
invernadero, causantes del cambio climático global.
“El cambio climático es algo que ya está ocurriendo y que cada día lo
vemos con más intensidad. Debería ser muy importante evitar que el
carbono almacenado se libere a la atmósfera, porque lo que estamos
haciendo es incrementar el efecto invernadero”, comenta el especialista.
Más huertos para 2050
En una investigación anterior, publicada en febrero del 2023, y titulada
“Modelización de la deforestación provocada por el aguacate en
Michoacán, México”, González Rodríguez e investigadores de la
Universidad de Texas realizaron una proyección sobre el posible
crecimiento de las huertas de aguacate en los próximos años y en dónde
sería más probable que se establecieran.
De acuerdo con sus proyecciones, para el 2050 podrían sumarse 100 000
hectáreas más de huertas de aguacate en Michoacán, el 60 % de ellas es
probable que se establezcan en sitios en donde aún hay bosque. Eso
significa que se perderían otras 60 000 hectáreas de zonas de bosque
templado a causa de la expansión del aguacate.
La proyección de los sitios en donde es más probable que se establezcan
estos huertos se hizo a través de una serie de variables ecológicas y
socioeconómicas como las distancias a carreteras, empaquetadoras,
ciudades y tipo de suelo.
Los resultados indicaron que, incluso, dentro de áreas naturales
protegidas van a surgir huertos de aguacate. Por ejemplo, en el mapa de
2050 aparece una posible expansión de huertos de aguacate en la Reserva
de la Biosfera de la Mariposa Monarca y también otra en la zona del pico
de Tancítaro, área natural protegida de carácter federal.
“Esto debería prender las alarmas de que debe hacerse algo para
minimizar la expansión de huertos de aguacate en estas áreas naturales
protegidas, porque son muy importantes, sobre todo para la conservación
del fenómeno de migración de la mariposa monarca”.
La imagen es de Guardián Forestal, un programa de denuncia automática de
deforestación en Michoacán. Los polígonos verdes, naranjas y rojos son
alertas de huertos ilegales dentro del Área de protección de flora y
fauna Pico de Tancítaro. En ella se encuentran especies endémicas y uno
de sus servicios más importantes es proveer agua.
Armonía Borrego, investigadora del Centro de Investigaciones en
Geografía Ambiental de la UNAM y autora de artículos científicos sobre
este cultivo, entre ellos “Principales detonantes y efectos
socioambientales del boom del aguacate en México”, señala que pobladores
de la región aguacatera ya identifican algunas de las consecuencias
ambientales provocadas por la expansión de las huertas.
“El cambio de clima está presente en todas las comunidades productoras
de aguacate. Ellos también echan mucho en falta el poder acceder a los
bosques para hacer paseos y hacer caminatas. Conocían muy bien los
montes de alrededor porque caminaban y ahora son terrenos privados donde
no hay bosques, donde no se puede ir a caminar, donde las generaciones
nuevas no tienen acceso a esa esa opción de recreación”, comenta
Borrego.
Consume y contamina el agua
El agua es otro de los recursos afectados por el cultivo del aguacate.
Alberto Gómez-Tagle, doctor en ciencias biológicas por la Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo que estudia la ecohidrología del
cultivo de aguacate e integrante de la Red de Ambientalistas de
Michoacán (Redam), explica en entrevista para Mongabay Latam que la
producción de este fruto necesita grandes cantidades de agua que es
desviada por los productores de aguacate de arroyos de montaña,
acuíferos o pozos a las “ollas” o reservorios que se usan para regar las
huertas.
El especialista comparte que en los sitios más calientes de la franja
aguacatera de Michoacán, un kilogramo de aguacate requiere entre 1500 y
1700 litros de agua para producirse. Además, identificó que en 2018
había en la zona aguacatera alrededor de 7 600 ollas de agua.
“En el análisis que hemos hecho estamos estimando que en la franja de la
zona de producción de aguacate en la zona de Michoacán alrededor del 50
% de los arroyos de montaña están intervenidos, esto quiere decir que
los arroyos de montaña tienen alguna forma de extracción y los
productores canalizan esta agua hasta piletas o con sistemas de bombeo
las llevan hasta las ollas de agua”, comenta el doctor en ciencias
biológicas.
El especialista agrega que esto provoca que en las latitudes más bajas
los arroyos se queden sin agua para la fauna silvestre como los venados,
los pumas y los coyotes. Y, asegura que el ecosistema acuático es
completamente modificado. Los peces nativos, las salamandras y los
ajolotes endémicos son afectados por la disminución del agua. También la
vegetación cercana a los arroyos muere, lo que provoca que la estructura
de los ecosistemas cambie.
Un kilogramo de aguacate requiere entre 1500 y 1700 litros de agua para
producirse en las zonas más calientes de Michoacán. Foto Mariana
Recamier.
El integrante de la Redam menciona que el consumo de agua para los
cultivos de aguacate y otros frutos, como los arándanos y las
frambuesas, ocasiona que las comunidades rurales se queden sin agua para
el ganado y el resto de sus necesidades básicas.
“Esto está generando conflictos sociales por derechos de agua,
conflictos en los que hay pleitos sobre quién tiene el derecho de
utilizar y aprovechar el agua. Conflictos que pueden tener cierto tipo
de violencia”, específica el especialista.
Gómez-Tagle agrega que mediante sus investigaciones identificó que los
fertilizantes que se utilizan en el cultivo de aguacate para favorecer
el crecimiento, inocuidad y la apariencia del fruto llegan hasta los
cuerpos de agua como arroyos de montaña y lagos y esto genera el
florecimiento de algas. “Esto quiere decir se está fertilizando el
cuerpo de agua, pero no naturalmente, se está fertilizando por el exceso
de agroquímicos que se les está poniendo a los cultivos para que crezcan
mejor”, menciona el especialista.
La imagen es de Guardián Forestal, un programa de denuncia automática de
deforestación en Michoacán. Los polígonos verdes, naranjas y rojos son
alertas de huertos ilegales cerca del lago Zirahuén, Michoacán.
En el caso de los lagos de Pátzcuaro y Zirahuén, ubicados en el estado
de Michoacán, el especialista ha logrado diagnosticar que el incremento
de nutrientes provoca florecimientos de algas nocivas del género
Microcystis. “Son nocivas porque generan toxinas que son extremadamente
venenosas que provocan daños neurológicos y hepáticos”.
Para disminuir los problemas ambientales provocados por el cultivo de
aguacate, el doctor en ciencias biológicas Alberto Gómez-Tagle propone
que no se otorguen o que se revoquen certificados de exportación a los
productores de aguacate que tengan procesos administrativos abiertos por
haber deforestado o dañado el medio ambiente de cualquier otra forma.
La transformación de las comunidades
El cultivo de aguacate no sólo está transformando los bosques y el agua
en Michoacán, sino también las sociedades de los municipios aguacateros.
Armonía Borrego, investigadora del Centro de Investigaciones en
Geografía Ambiental de la UNAM, comenta que en los municipios donde se
cultiva aguacate hay más empleo y una mejora en la infraestructura,
además, se utilizan nuevos materiales para construir las casas.
“El bienestar material para las familias que se dedican al aguacate es
notable. Eso implica que otras familias que no se dedican al aguacate
también puedan percibir una mejora en el bienestar material, porque si
se dedican al comercio son personas que les pagan a tiempo porque hay
dinero circulando”.
Poco a poco también se empieza a cultivar aguacate en Jalisco y Colima
para exportar a Estados Unidos y esto también provoca deforestación.
Foto Mariana Recamier
También hay consecuencias negativas. La investigadora menciona que hay
un cambio en la alimentación —se consumen más productos
industrializados— que puede estar provocando enfermedades, además de una
sensación de inseguridad, de acuerdo con la percepción de las propias
personas.
La investigadora agrega que la inseguridad que perciben las personas de
las comunidades proviene de la llegada de extraños, de nuevos
productores que compran tierras. Explica que también ahora hay más
adicciones a drogas y alcoholismo, porque hay más dinero circulando y
pocas opciones de ocio.
Estas son las huellas que deja el cultivo de aguacate que hoy también se
extiende con las mismas prácticas a otros estados de México como Jalisco
y Colima. Los especialistas consultados recomiendan que se regulen mejor
los permisos que se otorgan para la exportación de este producto y que
se informe sobre las consecuencias que provoca este cultivo en las
comunidades.
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