28 Mayo 2022
Paz y seguridad
Josefina
Patlán asegura que trabajar para una misión de
paz de la ONU es algo “maravilloso”: “es una
situación muy especial, muy enriquecedora, y es
entender que en otras partes del mundo también
se sufre, que necesitan apoyo y que sin la ayuda
de la otra parte del mundo no pueden salir y
desarrollarse”.
La teniente coronel Josefina Patlán Rodarte
tiene más de 30 años de servir a las fuerzas
Armadas mexicanas. Ella es casco azul y hoy
tiene ya casi siete meses en la Misión de
Naciones Unidas para el Sáhara Occidental (MINURSO).
Originaria de la Ciudad de México, Josefina
Patlán nos cuenta que a los 15 años decidió
ingresar a la milicia porque tenía muchas ganas
de estudiar y lo vio como una excelente
oportunidad para desarrollarse.
“Antes la difusión de los planteles militares en
México no es como es hoy a través de los medios
sociales, sino que era de persona en persona.
Los militares iban a la mayor cantidad de
escuelas y pues en el Ejército ya es bien sabido
que ingresan muchas personas con escasos
recursos, pero con muchas ganas de superación.
Entonces ese era mi caso y lo vi como una muy
buena opción de vida para mí”, cuenta a Noticias
ONU con motivo del Día Internacional del
Personal de Paz de la ONU.
Después de un tiempo de estar en el ejército,
Josefina tuvo la oportunidad de viajar a Estados
Unidos y ahí aprendió el idioma inglés. Esto fue
lo que le abrió las puertas para ser integrante
de los cascos azules.
“Comenzaron a mandarme a hacer algunos cursos y
conocí ya lo que eran los cascos azules.
Entonces a mí me interesó mucho, ya enrollada en
esa situación, y con muchos de los requisitos
que pedían, me convertí en una candidata ideal
para venir y cuando se me presentó la
oportunidad, pues obviamente acepté porque el
venir a los cascos azules es netamente
voluntario”.
Primera mujer mexicana como jefa de la sección
de adiestramiento
Hoy la teniente coronel está desde hace seis
meses en su primera misión. Se encuentra en la
Misión de Naciones Unidas para el Sahara
Occidental (MINURSO).
Ahí, ha estado desplegada en el desierto, aunque
actualmente se encuentra en el Cuartel General
de la Misión como jefa de la Sección de
Adiestramiento.
“Es la primera vez que México toma la cabeza de
una de las secciones principales aquí en la
misión, en el Cuartel General participé y me
gané este derecho con otros tenientes coroneles.
A mí me dieron el puesto tengo aquí apenas
escasos 20 días que me sacaron del desierto y me
trajeron para acá”.
Su labor ahí es asegurarse de que el personal
militar que llega cubra con los requisitos
indispensables para poder ser desplegados en el
desierto. Verificar que puedan llevar a cabo el
patrullaje, que cuenten con las habilidades
necesarias en cuestiones de manejo, que tengan
el nivel indispensable de inglés y asegurarse de
que conocen la misión.
Ser casco azul es maravilloso
Para la teniente coronel, ser casco azul es
maravilloso y explica que su labor es de suma
importancia.
“La verdad es que a veces en nuestros países de
origen ni siquiera nos imaginamos los problemas
o las situaciones a las que se enfrentan en
otras partes del mundo. La verdad es que no
alcanzamos a entender el problema, entonces los
cascos azules realizan una función maravillosa”.
También recuerda y explica que los cascos azules
son tanto militares como civiles. Los civiles
tienen unas actividades, los militares tienen
otras.
“Los militares nos encargamos hasta cierto punto
de asegurarnos de que los acuerdos a los que se
llega cuando se autoriza una misión de paz, se
respeten. Nosotros damos seguridad, entonces es
una situación muy especial, muy enriquecedora, y
es entender que en otras partes del mundo
también se sufre, que necesitan apoyo y que sin
la ayuda de la otra parte del mundo no pueden
salir y desarrollarse”.
Mexicanas y mexicanos destacan en MINURSO
En la misión donde se encuentra Josefina hay
cuatro personas en total originarias de México.
Hay un teniente coronel que se llama Norberto,
que es el Spanish Speaker.
“También tenemos a otra compañera que está
desplegada en el desierto, porque ella va
llegando, pero también es una excelente oficial.
Y hay un compañero de la Marina de la Armada de
México, que también está como segundo
comandante. O sea que los mexicanos ahorita
estamos bien empeñados aquí en la misión, somos
cuatro”.
El poder de las alianzas
El Día Internacional del Personal de Paz de la
ONU, que se celebra el 29 de mayo, nos ofrece la
oportunidad de agradecer con todo nuestro
respeto la valiosa contribución que realiza el
personal civil y uniformado con su trabajo en la
Organización al tiempo que se nos permite rendir
homenaje a las cerca de 4200 personas que se han
encargado de mantener la paz y han dado sus
vidas defendiendo la insigne bandera de la ONU
desde 1948, entre ellas se incluyen las vidas de
135 personas, este último año.
Este año, el tema del Día es: "Personas. Paz.
Desarrollo. El poder de las alianzas”.
En este sentido Josefina explica que, en su
labor, las alianzas son indispensables.
“Nosotros aquí, dentro del ámbito militar, el
trabajar en conjunto todos nosotros de
diferentes países y entender que si nos unimos
en verdad podemos hacer cosas grandes y
maravillosas por la gente que en verdad
necesita. Simplemente necesitamos entendernos y
trabajar juntos y hacemos un trabajo
maravilloso, Entonces yo sí creo que sin las
alianzas definitivamente uno no puede avanzar”.
La teniente coronel estará todavía cinco meses
más en la misión. “La verdad es que para mí ha
sido una experiencia maravillosa el venir aquí,
demostrarme a mí misma que somos capaces de
mucho y que los mexicanos en verdad podemos
sobresalir en donde sea. Nada más necesitamos un
poquito de empuje. Y este fue mi caso, el venir
aquí y demostrarme a mí misma que puedo con
muchas cosas y que soy capaces de muchas cosas”.
Con la
pandemia de COVID-19 como referencia, la Agenda
de Bali destaca la necesidad de reevaluar la
forma en que se gobierna el riesgo y se diseñan
las políticas, así como los arreglos
institucionales que deben implementarse a nivel
mundial, regional y nacional.
“Los enfoques actuales de recuperación y
reconstrucción no son lo suficientemente
efectivos para proteger los logros del
desarrollo ni para reconstruir mejor, de manera
más ecológica y equitativa”, señala el
documento.
Subraya también que las lecciones aprendidas de
la pandemia de COVID-19 “deben aplicarse antes
de que se cierre la ventana de oportunidad”.
Desde la reunión pasada de la Plataforma Global,
en 2019, un 33% más de países desarrollaron
estrategias de reducción del riesgo de desastres
y presentaron informes sobre el progreso hacia
los objetivos globales del Marco de Sendai.
No obstante, la Agenda de Bali reconoce que pese
a los avances en aspectos como el desarrollo de
nuevos mecanismos de financiación y mejores
vínculos con la acción climática, los datos
todavía muestran una inversión y progreso
insuficientes en la mayoría de los países, sobre
todo en los presupuestos dedicados a la
prevención.
Menos de la mitad de los países reportaron tener
información adecuada, accesible y procesable
sobre riesgos de desastres, recalcó el texto. |